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Crónica de Ignacio Marqués Cuadra
Ayer comenzó en la ciudad de Málaga la segunda edición de MOSMA (Movie Score Málaga) dando así continuidad a este nuevo festival nacido hace justo un año en la misma ciudad. En general, aquélla fue una primera edición que en términos de asistencia obtuvo relativamente buena acogida, nada reprochable para ser una primera edición, pero donde realmente logró brillar fue en sus dos conciertos principales, ambos de una enorme calidad tanto en ejecución como en repertorio, además de que se logró reunir un plantel de compositores invitados de primera línea en el mundo de las bandas sonoras. Este año la larga y variada lista de conciertos e invitados promete que esta sea una edición muy notable. En MundoBSO haremos la cobertura completa (todos los conciertos y charlas con los compositores), con crónica diaria en la que se irá exponiendo todo lo que sucede en los múltiples encuentros con los compositores o cómo se desarrollan los diversos conciertos que hay programados.
Comenzamos con la inauguración de esta nueva edición, que se efectuó ayer por la tarde con un concierto que tuvo lugar en la Catedral de Málaga, abordando como temática el cine religioso y espiritual. De este primer concierto cabe destacar que la entrada fue gratuita y las invitaciones se agotaron pocos días después de que se pusieran a disposición del público. Posiblemente, gracias a esta estrategia, en términos de asistencia este concierto de apertura ha sido mucho más exitoso que el del año pasado, centrado exclusivamente en Michael Kamen, compositor que fuera del ámbito de los aficionados es una figura muy poco conocida.
Este primer concierto fue dirigido por Arturo Díez Boscovich, director de orquesta veterano en este tipo de conciertos y eventos que giran en torno a la música de cine, que en esta ocasión se puso al frente de la Orquesta Sinfónica Provincial de Málaga y el Orfeón Universitario y Preuniversitario de Málaga. Con una demora de unos veinte minutos dio comienzo la función, que duró unos 50 minutos y cuyo repertorio consistió en un primer grupo de obras de Miklós Rózsa, liderado por Ben-Hur (59) y seguido de King of Kings (61) y Quo Vadis (51), y un segundo grupo conformado por una canción interpretada por voz solista y piano de City of Angels (98) seguida de dos fragmentos de The Mission (86) y finalizando con The Ten Commandments (56). Si bien se trata de un repertorio extraordinario, la inclusión de una canción justo entre el apabullante sinfonismo de Rózsa y la majestuosidad orquestal y coral de las piezas de Ennio Morricone y Elmer Bernstein fue una ruptura estilística bastante destacada dentro del contexto de las otras obras que se estaban interpretando. En cualquier caso fue un repertorio magnífico, rescatando algunas obras del cine clásico que lamentablemente no se prodigan demasiado en los conciertos y, en este caso, corresponde agradecer que esto haya sido posible.
Por otra parte, la elección de un recinto como la Catedral de Málaga para realizar el concierto podría resultar a priori una idea atractiva e interesante, por lo sugestivo de poder escuchar una música tan magnífica en un escenario así, más si la temática del concierto es sobre cine religioso y espiritual. Pero las propiedades de este espacio han hecho que las condiciones para disfrutar del concierto no hayan sido óptimas. Por un lado, porque la acústica ha sido bastante inapropiada para este tipo de música, sin que se pudiera percibir bien en algunas piezas muchos de los instrumentos o incluso que las melodías llegaran un tanto distorsionadas por la alta reverberación. Y por otro lado, la gran mayoría de localidades eran de visibilidad muy limitada o directamente nula. Había dos proyectores para que lo asistentes sentados en cada nave lateral del templo (la mayoría) pudieran ver de algún modo la orquesta completa pero, en todo caso, el tamaño y la resolución no han sido suficientes. Pese a estos inconvenientes, el público ha respondido con bastante entusiasmo y el empeño de los músicos o del director ha sido sin duda muy estimable, como era de esperar. No obstante es una auténtica lástima que una música tan extraordinaria no se haya podido disfrutar en un espacio más adecuado, como habría sido el propio Teatro Cervantes.
Aunque esta primera velada no haya sido finalmente tan magnífica como en un principio prometía queda por delante toda una semana repleta de actividades que sigue dejando bien alta la ilusión de los asistentes. Seguiremos informando todos los días sobre el transcurso de esta segunda edición de MOSMA.
