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UNA PERSECUCIÓN SUPERFICIAL

18/03/2020 | Por: Conrado Xalabarder
DEBATE

Toda obra de arte es susceptible de resistir o no el paso del tiempo. No es pretensión de este artículo desarrollar argumentadamente algo que creo que todos y todas concordamos: hay películas que resisten fantásticamente bien el paso del tiempo y otras puntales en su época pero que hoy se miran con condescendencia y debiendo contextualizarlas para mantener intacta su valoración. Sucede lo mismo con la música de cine, pues hay bandas sonoras que se mantienen incólumes y otras que han envejecido, relativamente bien... o no tanto: Butch Cassidy and the Sundance Kid (69) fue un bombazo en su momento (doble Oscar incluido) pero hay que ubicarla en los sesenta para comprender el sentido del pop en un western. Sin embargo, tanto The Wild Bunch (69) como The Reivers (69) -ambos también westerns del mismo año- tienen bandas sonoras que podrían ser hechas hoy y que hoy, 51 años después, no suenan desfasadas sino vigorosas y modernas.

El propósito de este artículo y de los que le sucedan dentro de esta nueva serie es comentar aquellas bandas sonoras consideradas generalmente obras maestras pero a las que, evidentemente a mi juicio, el paso del tiempo no ha tratado del todo bien. Mi primera elección es una de las más insignes películas de Alfred Hitchcock.

1.- BANDAS SONORAS SOBREVALORADAS: North By Northwest (59). Música: Bernard Herrmann

Es una película mítica y una obra de referencia obligada tanto en la filmografía del director como del compositor aunque creo que no merece figurar al mismo nivel que Vertigo (58) y Psycho (60) los filmes inmediatamente anterior y posterior del binomio Hitchcock/Herrmann. Es una banda sonora básica y sencilla, a nivel comparativo, y en su descargo hay que comprender que Vertigo había sido un drama devastador, amargo y doliente, y Psycho sería un filme demencial, abrumador, violento y cruel. North By Northwest era, por contra, un thriller para pasárselo bien, con no pocos elementos de comedia y con un tono ligero y con un personaje protagonista sin carga de profundidad dramática alguna, frente a los encarnados por James Stewart y Anthony Perkins.

Esta carga de profundidad dramática existe en Vertigo y en Psycho pero es inexistente en North By Northwest, en sus músicas también. Comparemos la participación de los temas románticos en el filme con James Stewart y Kim Novak por una parte y en el de Cary Grant y Eve Marie Saint por otro: el desarrollo y relevancia de mal llamado tema de amor (no lo es) de Vertigo fue explicado en este vídeo:

Es una música viva, intensa, profunda, aquí hermosa y allá dolorosa, y que explica muchísimo sobre las emociones y las turbaciones del personaje, a quien finalmente golpea inmisericorde. El tema de amor de North By Northwest, por el contrario, no tiene nada de eso: es muy bello pero superficial, estático y no explica sentimientos íntimos sino que solo los expone, más dérmicamente. Desde el momento en que aparece y en sus sucesivas aplicaciones no hay evolución, solo reiteración donde se repite o varía pero no se transforma ni cambia de significado. Esta es una selección (no completa) de los momentos donde aparece:

Así pues, no me parece descabellado afirmar que este tema de amor es, aunque tan hermoso, uno de los menos interesantes del compositor y no solo entre sus colaboraciones con Hitchcock. Pero hay más cosas que pueden ser cuestionadas o, por lo menos, devaluadas en comparación con otros logros. El tema de la persecución al final no es mucho lo que persigue: es una vibrante música presentada como tema inicial y que, en la forma de falso fandago, aporta un tono de frenesí festivo y trepidante. Es retentivo, impacta fácilmente y el compositor lo utiliza como música avanzada, pues volverá a aparecer cuando se marca el punto donde la persecución comienza de verdad (Cary Grant subido a la fuerza borracho en el coche) Efectivamente marca un camino que siguen personaje y espectadores y que lleva al monte Rushmore pero la realidad es que sus dos puntos fuertes son su inicio y su final -maravillosos ambos-, en tanto todo lo que acontece entre ambos puntos queda difuminado y el peso de la tensión lo lleva más el resto de la película que no la música. Recordemos la trayectoria que sigue el tema inicial de Psycho y el camino -y destino- que marca a personaje y espectadores:

Una de las razones por las que creo que el (enorme, majestuoso) tema de North By Northwest no acaba de encontrar su sitio es por la presencia del tercer tema central (escuchar), el que que lleva al protagonista y a la audiencia hacia el encuentro con el malvado Phillip Vandamm (James Mason) Es una música siniestra, sibilina, apenas perceptible, que advierte del peligro que cada vez está más próximo. No es un tema que sea tan evidente y esté tan en primer plano y genera malestar e incomodidad, pero no hay realmente sinergias ni cooperación entre ambos temas, lo que produce cierta confusión y acaban por perjudicarse mutuamente, más en particular este último cuyo cometido se cumple solo a medias.

Me parece bastante claro que la música de este filme, a diferencia de Vertigo y Psycho, no es orgánica, no surge desde la lógica que hay dentro de la película sino que se incorpora para entretener a la audiencia y hacerla partícipe de un gran espectáculo. Es algo que entona con lo que en su momento me comentó Zimmer de facilitar una experiencia única al espectador cuando se emplea la música más con propósitos inmersivos que no narrativos. No es en absoluto una mala intención y el resultado en North By Northwest es formidable. Pero Vertigo y Psycho son obras muy superiores, más supremas, y no deberían estar en la misma sala de exposición de este maravilloso museo que es la Historia de la música de cine.

Próximo capítulo: The Lion in Winter: Lo que Barry descuidó

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