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27/01/2016 | Por: Conrado Xalabarder | 8 comentarios
TEORÍA

Nuestro amigo Ignacio Marqués nos propone este tema para traer al Ágora:

Hay bandas sonoras que con poca música han logrado aportar mucho a una película, incluso en las de mucha duración, como por ejemplo en Patton, que dura casi tres horas y para la que sin embargo Goldsmith escribió poco más de 30 minutos. Otras bandas sonoras prácticamente ocupan toda la película... ¿hasta qué punto son más completas las bandas sonoras de gran duración? En Patton, Goldsmith se centra en definir al personaje, pero si hubiera aportado mucha más música para matizar o definir el contexto (sin renunciar a la música del personaje, vital para la película), ¿habría sido más completa y, por tanto, mejor? Si Howard Shore en la primera entrega de The Lord of the Rings hubiese escrito solo 30 en lugar de 180 minutos de música (el filme dura 208, cinco sextas partes con música), centrándose solo en Frodo y su relación con el anillo, habría resultado una banda sonora muy incompleta. Y la cuestión es que Shore probablemente escribió música que no era estrictamente necesaria para la película, sin embargo la música siempre aporta algo y hace que la banda sonora sea muy completa, dando la impresión de que nada sobra por lo bien construida que está. ¿Esto es aplicable a todas las películas, contando con que en algunas los silencios también pueden ser necesarios? ¿Cuanto más se explique o matice lo que hay fuera de los personajes es mejor para la película o no es relevante?

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Muchas gracias, Ignacio. Déjame comenzar rescatando una cosa que has dicho:

Y la cuestión es que Shore probablemente escribió música que no era estrictamente necesaria para la película.

En el filme de Peter Jackson encontrarás -sucede en todas las películas- música más relevante y menos, más determinante y menos, o más explicativa y también menos... pero la cuestión es que la música que no es estrictamente necesaria ¡no debería estar en la película! Y puede ocupar el 10% o el 90% del filme, dependiendo de los casos... pero solo la que es necesaria debería estar. ¿Qué pierde la película si le quitamos a ese personaje o a esa escena su música? Quizás sea una pérdida leve (porque la música le da más empaque o color, por ejemplo) o quizás sea sangrante (cuando sin música queda inexplicada). Depende del grado de implicación.

Hay efectivamente películas con sobresaturación de música: pasa en filmes actuales pero también en los clásicos, y no pocos compositores se han quejado por ser obligados a escribir mucha más música de la necesaria. El mismo Jerry Goldsmith comentó lo engorroso que le resultaba I Confess (1953) por una música que no paraba de sonar... y yo mismo sufro viendo Arsenic and Old Lace (1944) y escuchando al omipresente e innecesario Steiner por todas partes.

Necesaria o innecesaria.. esa es la clave. John Morris explicaba la razón de por qué The Elephant Man (1980) tenía tan poca música:

No hay nada peor que una música que por ser tan frecuentemente utilizada, cuando es realmente necesaria ni siquiera es escuchada.

Ten en cuenta que el grado de atención que el espectador presta a la música es limitado (salvo obviamente en filmes musicales o con canciones) y que el riesgo de distraerle o sobresaturarle es elevado, y mucho más cuando la música lleva ADN informativo (temas centrales, por ejemplo, que el espectador debe racionalizar). Y por eso, en los casos en los que se busca de la música narración, menos es más. ¿Se imagina alguien una película sobre Jesucristo y los doce apóstoles donde cada uno de los personajes tuviera su propio tema central? ¡Nadie lo podría asimilar! Sería inentendible y contraproducente: la única solución viable, la de asignar a Jesús el tema principal, a Pedro uno central, a Judas otro... y a los demás... ¡nada!. De este modo, se focaliza en esos personajes y se logra una narración musical fluida.

Una vez hecho esto, podemos llenar el resto de la película de música, naturalmente, y sin riesgo alguno de sobresaturar: con temas secundarios, que no tienen carga informativa ni requieren la atención del espectador -consciente o inconsciente- y que tan pronto son usados como olvidados.

Patton podía tener alternativas. El filme que conocemos es, como bien explicas, el que resalta el carácter del personaje y deja el contexto y el entorno más en un segundo plano. Podía haber un tema central para, por ejemplo, los horrores de la guerra, que sirviera de contrapunto. Sin embargo, los horrores de la guerra están en el guion literario pero no en el musical. De este modo, el objetivo de la cámara musical nos dirige directamente al personaje, y con la música (y la ausencia de música) se le destaca automáticamente de su contexto. Creo que es una idea narrativa brillante... que solo podía hacerse con el juego de la música y la no música. Al espectador se le priva de ella en lugares donde está acostumbrado a escucharla... para que cuando haga acto de presencia se le dé toda la información sobre el personaje. Al no mediar otras músicas, esta llega de modo claro. Algo parecido hicieron director y compositor en Papillon (1973).

El caso de The Lord of the Rings es diferente, porque las intenciones también lo son: hay temas centrales para etnias o incluso objetos (el anillo) y muchísimos temas secundarios para resolver escenas diversas, que no tienen en absoluto la relevancia de los centrales pero ayudan a meter al espectador en la película, a mantener un continuum o simplemente a darle empaque a la escena donde se inserta. Son películas que necesitan abundante música para fluir sin quebrantos, con un colchón musical que permita al espectador viajar a través del filme cómodamente, y sintiéndose partícipe de él... es el genial truco de magia de ese alquimista y titiritero que es el (buen) compositor de cine y la (buena) música de cine.

No es en ningún caso un tema de cantidad, sino de utilidad. Y de sentido común: peliculas que sufren por la falta de música y películas que se asfixian por la abundancia de ella... el menos es más debe estar en los propósitos, aunque el menos represente el 90% del total del filme, pues eso significaría que se le da a toda ella utilidad.

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Usuario: (Feisal) Isaac Duro Sánchez
Fecha de publicación: 29.01.2016
Gran y acertada reflexión acerca de un tema ciertamente punzante en lo relativo a la aplicación de la música en la narración de la película (bien traído el tema, ignus). ¿Inundar de música hasta el último segundo de metraje? ¿Apostar, peligrosamente o no, por que el propio silencio sea "música" en según qué escenas, y directamente ir al mismo caso que comentáis de "Monstruoso"?. Realmente poco más puedo añadir a lo que habéis tratado de forma tan minuciosa, así que simplemente me limitaré a decir que pienso que, aparte de la confianza y química que logren compositor y director para trabajar en la misma onda, lo que es muy determinante a la hora de que una película "pida" más o menos música es el propio género de la película.

Los ejemplos que habéis puesto vienen al pelo: "Papillon" es una película carcelaria asfixiante pero lírica, y en esa combinación nace la intención de Goldsmith y Schaffner de que el silencio y los diálogos sean los protagonistas y ayuden al espectador a meterse en esa celda y, gracias esta vez a la partitura del compositor, sentir en carne propia el éxtasis de la libertad escuchando la melodía por primera vez. Es decir, que al género carcelario, o al menos, el género carcelario entendido de esta manera (otra manera sería "Cadena perpetua", por ejemplo), lo mejor narrativamente es que la música sea escasa y milimétricamente insertada en escenas clave.

Otra cosa sería el género fantástico o histórico (casos de El Señor de los Anillos o El Cid), cuya ambientación real o imaginada pide casi a gritos música que inmiscuya al espectador en esa época o ese mundo, aparte de la propia narración de la película y los arcos de los personajes. Incluso una película histórica también puede pedir "música de acontecimientos". Recientemente he podido "ver" y "escuchar" la maravillosa partitura de Georges Delerue para La Revolución Francesa en sus dos películas-episodios, y es un perfecto compendio de todo eso: ambientación, historia, sentimiento de una sociedad y devenir de personajes.

Pero por supuesto, también en este género debe haber una complicidad y un lenguaje común entre director y compositor, solo que a otro nivel y con otras intenciones que en otros géneros (u otros argumentos) que pidan otros objetivos. En definitiva, la música justa en la película correcta. Ni más, ni menos.
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RESPUESTAS A ESTE COMENTARIO
Usuario: Conrado Xalabarder
Fecha de publicación: 29.01.2016
Es muy interesante lo que comentas, Isaac. En Papillón, como en Rocky y otros filmes, la música (totalmente desarrollada) solo llega al final.

Porque es una meta, un objetivo... una recompensa, que los personajes (y espectadores) se han de ganar. Si en Rocky el tema apareciera de buenas a primeras en el tramo final no tendría ningún impacto. Tampoco en Papillón. Por eso el silencio, la contención, la ausencia me parece tan acertada
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Usuario: (ignus) Ignacio Marqués Cuadra
Fecha de publicación: 29.01.2016
Sí, en los ejemplos que comenta Conrado creo que también es mejor que antes no haya apenas música para que, hacia el final, ésta llegue como con más fuerza.

Y lo que comenta Isaac también me parece interesante. Es verdad que en cada género suele haber como una forma común de proceder a la hora de hacer la banda sonora de una película. Pero en todos estos géneros siempre hay excepciones, incluso en el carcelario. Porque tenemos el caso de Papillón, el de Cadena Perpetua, pero también el de La gran evasión, que no tiene absolutamente nada que ver con ellas, es una película que cuenta con muchos más minutos de música y además ésta llega a ser épica, heroica y hasta muy optimista. Esto se empieza a relacionar un poco con el debate anterior que tuvimos, en el que yo defendía que cada género era propenso a tener un tipo de música concreta, pero Isaac argumentó muy acertadamente que dentro de cada género puede haber bandas sonoras radicalmente diferentes, que sí existe una forma de proceder mayoritaria y generalizada en cada género, pero también existen muchos casos dentro de ellos donde se buscan otros objetivos. Poníamos el ejemplo en el género histórico de época medieval de Ivanhoe, The Last Valley y Paseo por el amor y la muerte. En el carcelario tampoco tienen nada que ver Papillón, Cadena Perpetua o La gran evasión. Ni en el bélico Patton o El patriota. Lógicamente, películas que cuentan historias de diferentes formas dentro de un mismo género, diferentes bandas sonoras. Diferentes bandas sonoras que buscan lograr distintos objetivos a los que son comunes dentro de cada género pueden precisar diferentes duraciones para alcanzarlos.
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Usuario: (ignus) Ignacio Marqués Cuadra
Fecha de publicación: 28.01.2016
Muchas gracias como siempre, Conrado, por tu tiempo y dedicación. Magistral lección la que nos has vuelto a dar, ahora tengo muchas cosas más claras, aunque creo que mantendré una postura distinta, o más bien una preferencia porque en realidad sí estoy de acuerdo con todo lo que dices. Antes de todo, que conste que puse los ejemplos de Patton y The Lord of the Rings porque no se me ocurrió ningún otro que contrastara mejor unas duraciones tan opuestas. De hecho, antes que en Patton había pensado precisamente en Papillon, que la nombras, pero en esa película sí veía mucho más claro que la falta de música es en realidad muy bueno para el filme, ya que creo que tiene la segunda función de acentuar la soledad del protagonista como prisionero (además de para darle máxima importancia a la poca música que hay), y todo ello sin tener que escribir una sola nota. Ahí sí entiendo que sería contraproducente llenarlo todo de música.

Y ahora, con la explicación que has dado sobre Patton, sí entiendo mucho mejor por qué tiene tan poca música. No lo decía por criticar a Goldsmith, ni mucho menos, porque entiendo perfectamente que lo poco que hace en ella es mucho. Es verdad que “menos es más” jejej conozco muy bien esta frase de Mies van der Rohe porque precisamente es lo primero que me enseñaron en la escuela de arquitectura, aunque yo no creo que deba ser un mandamiento en ningún tipo de arte, ni arquitectura, ni música, ni cine… Siempre cuando hablamos de maestros, claro. Y en algunas películas como Patton siempre me pregunto si la banda sonora habría sido mayor de haber tenido mucha más música. Me lo cuestiono sobre todo si por ejemplo la comparo con otra película histórica o bélica, de personaje histórico. Puse el ejemplo de The Lord of the Rings porque en su versión extendida tiene nada menos que ¡tres horas de música! Y me parecía el mejor ejemplo de banda sonora muy larga. Pero para compararla con Patton quizá habría sido más acertado hacerlo por ejemplo con El Cid de Miklós Rózsa, que tiene dos horas y media de música y dura casi lo mismo que Patton. Ambas tratan de un militar en una determinada época histórica. Y claro, Goldsmith casi que se limita exclusivamente a explicar en Patton a su protagonista. Pero Rózsa te lo explica todo, lo de dentro (el protagonista) y lo de fuera (el contexto y muchos otros personajes). A priori, las bandas sonoras de este corte, las de gran formato, me parecen más completas y complejas, independientemente de lo necesaria que sea la música, porque es que lo abarcan todo, hacen todo lo posible con la película. Si en El Cid no hubiera esa gran cantidad de música que, como en The Lord of the Rings, no es estrictamente necesaria, a mi juicio sería mucho peor porque la película estaría perdiendo muchísimas cosas, aunque no sean relevantes para la trama, pero a fin de cuentas se trataría de una pérdida, se estaría quedando en menos. Es como si hiciéramos una casa con solo lo imprescindible para poder vivir y le quitáramos todo lo demás (por ejemplo no la pintamos, no la decoramos…), se podría vivir en ella, sí, pero sería un lugar muy frío para hacerlo, se viviría mejor en otra con todos los complementos que faltan. A lo que voy, hacer una banda sonora con solo la música imprescindible cuando se puede aportar mucho más me parece como quedarse en lo básico, se está consiguiendo lo primordial. El simple hecho de aportar más música de la estrictamente necesaria (hablando siempre de los casos como Rózsa, Goldsmith o Shore, que no sobresaturan y lo construyen todo milimétricamente, sin rellenar por rellenar) me parece mucho mejor, porque de lo contrario se pierde ese empaque, en definitiva ese plus que se le da a la película que, como explicas, permite que el espectador fluya cómodamente sin que pierda el interés durante las tres horas de película. Todo esto, evidentemente, es ya una opinión muy personal, una cuestión de preferencias porque no puedo negar la validez de los otros tipos de obras, que por otro lado no tienen por qué disgustarme. Pero, de poder hacerse, personalmente prefiero las obras de gran formato.

En cualquier caso he entendido que todo depende de la intención de los creadores, de lo que se quiera resaltar como sucede en Papillon o Patton y a veces no está nada mal hacer algo breve si es en beneficio de otros factores, como el que nos has comentado. Me quedarían dos cuestiones en el aire. ¿Debe hacerse esto por norma? Creo que no me gustaría tanto que fuera así, que se hicieran bandas sonoras solo con la música necesaria (para mí sería un poco como el ejemplo de vivir en la casa sin pintar ni decorar). ¿En películas largas con poca música podría perder el interés más fácilmente el espectador si la música se queda en la necesaria y no le hace más cómodo el visionado al espectador? Evidentemente esto no lo podemos extender a todos los compositores ni a todas las películas porque cada caso es un mundo. Y por otro lado, yo soy el primero que critica el exceso de música de muchas bandas sonoras actuales, pero no porque haya mucha, sino porque la música no necesaria está mal hecha y no aporta nada extra a la película, como esas de más de una hora donde casi todo es como un ruido de fondo que no acaba diciendo prácticamente nada.

No me extiendo más. Simplemente pretendía abrir debate con estas cuestiones, poniendo un poco en crisis cosas que sé que Conrado tendrá más que estudiadas y superadas. Y la verdad es que con comentarios como estos, a mí por lo menos, me hace pensar y sobre todo me ilumina muchísimo y aprendo muchas cosas nuevas de la música de cine. Mil gracias.
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RESPUESTAS A ESTE COMENTARIO
Usuario: Conrado Xalabarder
Fecha de publicación: 28.01.2016
Gracias a ti, siempre, Ignacio.

No creo que haya "normas", pero sí principios. No hay normas porque una película puede tener mucha música y otra similar poca, y ambas pueden ser excelentes. Depende, claro, de cómo hayan sido hechas y de las pretensiones.

Sí hay principios: y el máximo es que la música tiene la obligación de ser útil a la película, no un problema. Esto es dogma.

Un supuesto: Monstruoso. Ni una sola nota de música en toda la acción y poderosa conclusión musical en créditos finales. Obviamente es una intención deliberada con propósitos deliberados. A mi juicio (yo creo que le voy a dedicar un capítulo de Lecciones...) infinitamente mejor que si hubiera tenido una bso ortodoxa, de género... que de todos modos daria un buen resultado, pero una película diferente.
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Usuario: (ignus) Ignacio Marqués Cuadra
Fecha de publicación: 28.01.2016
Sí, sí. Con lo que he comentado no quería desprestigiar ni muchísimo menos a las películas que tienen poca música como Patton, que me parece una de las mejores películas bélicas y el trabajo de Goldsmith me encanta. Solo la he utilizado como un ejemplo de muchos para comparar. Si las pretensiones eran esas pues bien.

Que, por encima de todo, la música tiene que ser útil a la película sí me parece de obligado cumplimiento, lo contrario no tendría sentido. Es dogma jaja

Respecto a Monstruoso, dejando a un lado que la pieza es soberbia musicalmente y que efectivamente tiene una función narrativa muy interesante y nada convencional, hay mucha gente que, cuando aparecen los créditos, se va inmediatamente del cine o, si la están viendo en su casa, quitan la película… Además, no entiendo por qué la música tarda un minuto de los créditos en aparecer (yo mismo vi la película porque había escuchado primero la pieza y tenía interés por saber qué resultado tenía en los créditos de la película y lo primero que me pregunté cuando empezaron los créditos fue ¿y dónde demonios está el tema de Giacchino? Había que esperar un minuto). Para mí los créditos y la música que suena en ellos forman siempre parte de la película, es como un epílogo, y muchas veces no los suelo quitar para escuchar la música. Pero para mucha gente la película ha acabado cuando la pantalla se pone en negro. A mi juicio habría sido mejor que la música empezara nada más ponerse en negro la pantalla. Por otro lado entiendo que no haya música en el resto de metraje por estar entera grabada cámara en mano, igual que como sucede en REC que, para darle mayor realidad y cercanía al asunto, son casos en los que creo que sí está justificada la ausencia de música. No deja de ser un caso curioso el de Monstruoso.
Responder
Usuario: Conrado Xalabarder
Fecha de publicación: 29.01.2016
A Lecciones de... as soon as possible. Ya verás, te encantará porque haré una comparativa con otra peli fantástica que en créditos finales... no tiene ni una nota de música! Stay tunned!
Responder
Usuario: (ignus) Ignacio Marqués Cuadra
Fecha de publicación: 29.01.2016
Ahora mismo no se me ocurre qué peli fantástica no tiene música en créditos finales. Estaremos atentos, sí.
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