En el editorial de la semana pasada, Todo suma y vale si es bueno, hice una defensa argumentada del modelo de música de Junkie XL en Zack Snyder's Justice League (21). Ahora, siete días despúes, debido al mismo Junkie XL quiero añadir una suerte de anexo que bajo un título opuesto no muestra contradicción sino complementación. La diferencia entre Todo suma y vale si es bueno y Ni todo suma ni vale todo es que en la segunda frase no se incluyen las palabras si es bueno, pues efectivamente lo bueno suma y vale y lo que no lo es ni suma ni vale.
Fuera de retóricas o de juegos de palabras, la gran diferencia entre Zack Snyder's Justice League y el Godzilla Vs. Kong (21) que hoy llega a nuestras pantallas (grandes, por fin) es que en la primera la música mantiene en casi todo momento un rol secundario, y está más para ser oída que escuchada, y como apoyo a elementos más relevantes en el filme. En la segunda, hecha para ser escuchada y también oída, se esperaba liderazgo como en tantas películas similares, pero es en su exposición donde se vislumbran sus carencias y hace añorar a aquellos compositores que, operando en campo abierto, catapultaban a las películas hacia arriba, y con ellas a toda la audiencia. A Zack Snyder's Justice League le bastaba algo de música bien hecha y muchísima producción musical abrumadoramente bien hecha para funcionar, y funcionó. Al enésimo regreso al mundo de Godzilla y Kong le hacía falta música con mayúsculas pero se le ha dado una con demasiadas minúsculas, aunque con una producción musical abrumadoramente bien hecha que, a los efectos, no era tan relevante.
Hay mucho con lo que poder compararla: con las de Steiner, Barry, Scott, Howard, Ifukube, Sato, Koroku, McCreary, Sagisu, Arnold o Desplat. Ante cualquiera de ellas la de Junkie XL sucumbe y muerde el polvo. ¿Es el compositor neerlandés un mal compositor de cine? Yo creo que no sería de justicia afirmarlo tras haber elogiado su trabajo en la película de Zack Snyder o habiendo resaltado aspectos positivos en bandas sonoras como la de Mad Max: Fury Road (15). Pero es que está en otra liga, no voy a decir que peor pero sí diferente, y hay terrenos donde puede operar muy bien y en otros parece claro que no tanto.
Yo no me imagino a John Scott haciendo la película de Zack Snyder en la forma en que la película está hecha: creo que no sobreviría, su música se asfixiaría y no levantaría el vuelo. Pero aquí John Scott (o tantos otros compositores) podría haber hecho una banda sonora intensamente emotiva, también terrorífica, con la tranquilidad de aquél a quien le basta con tener una orquesta sinfónica para lograrlo y el talento para presentar un catálogo de temas inolvidables. Lamentablemente la propuesta de Junkie XL responde a una tendencia que se expande peligrosamente en el cine USA actual y que es la del relleno en lugar de la explicación, la del impacto en vez de la sutileza, la del ruido en sustitución de la música. Responde impecablemente bien al objetivo zimmeriano de facilitar a la audiencia una experiencia, que no es mal propósito puesto que también se la han facilitado los Williams, Morricone, Takemitsu o Goldsmith, pero que no es tan grato si de lo que se trata es de convertir al cine en un espectáculo más de un parque de atracciones.