Nunca diré que Danny Elfman es un compositor sobrevalorado, pero parece poco discutible afirmar que su interés ha bajado mucho con respecto al rompedor músico de los 80 y 90 del Siglo XX. ¿Ha envejecido, ha perdido magia? Seguramente no sea tanto él como, a lo Norma Desmond, que el cine con el que tanto se significó se haya hecho más pequeño. Sin Tim Burton, Elfman no sería un compositor muy relevante, sino uno de tantos que hacen bandas sonoras diversas en películas distintas. Con alguna excepción puntual sus creaciones mejores y más celebradas lo son en filmes de Burton, director con quien ha llevado a la música de cine a cotas de máxima calidad.
El Elfman con Burton ha llegado a ser glorioso, pero sin él no lo ha sido realmente nunca, lo que no sucede con otros binomios esenciales: Delerue fue sublime sin Truffaut, Herrmann sin Hitchcock, Jarre sin Lean, Rota sin Fellini, Iglesias sin Almodóvar o Williams sin Spielberg. Creo que eso tiene una explicación y es que Elfman es un compositor que cambia, se transfigura, se hace único cuando forma parte de los mundos de Tim Burton pero fuera de ellos, de alguna manera, vuelve a ser mortal. ¿Cuáles han sido sus bandas sonoras más supremas, hechizantes y hermosas?
Esa vinculación inseparable que se vio en por ejemplo Edward Scissorhands (90) o en The Nightmare Before Christmas (93) se mantuvo sólida mientras sólidos fueron los mundos que Burton creaba para Elfman, y Elfman para Burton. Pero cuando su cine ha ido decayendo, la música también se ha ido apagando, tal es esa sinergia y simbiosis, lo que no sucedió con Herrmann en horas bajas de Hitchcock, por ejemplo. Y la realidad brutal es que si alguien quiere saber quién es Danny Elfman y cuál es su grandeza con seguridad deberemos retroceder casi treinta años y hablar de Edward Scissorhands o The Nightmare Before Christmas, cuando el compositor sigue en activo. Y sigue en activo pero en vuelo bajo, desde hace muchísimo tiempo y con contadas excepciones. Hoy se estrena Dumbo, que podría ser un relanzamiento de ambos pero no lo es: aunque tiene un tema principal estupendo no tiene la magia de aquellos tiempos donde Tim Burton era libre y volaba bien alto, y con él Danny Elfman. Hoy los tiempos han cambiado y la industria (y Disney es industria pura y dura) no permite ni está interesada en vuelos libres que puedan comprometer sus ingresos. Todo está acotado, ajustado y marcado para que las aves sigan aparentando serlo, pero sin tener alas. Hace ya demasiado tiempo que Danny Elfman no toca Cielo.