André Previn, fallecido ayer, ganó cuatro Oscar pero fue uno de los compositores menos exitosos y reconocidos del cine clásico hollywoodiense. ¿Cuántos aficionados sabrían decir o reconocer bandas sonoras suyas? Pero suyas, creadas por él, porque sus cuatro Oscar lo fueron por músicas de otros: Gigi (58) Porgy and Bess (59) Irma la Douce (63) y My Fair Lady (64), en todas adaptador de otros autores (Frederick Loewe, George Gershwin y Marguerite Monnot) Recibió otras nueve candidaturas, de las cuales solo una se correspondió a una banda sonora enteramente suya: Elmer Gantry (60) Es verdad que se entregó con gran oficio a dar vida cinematográfica a musicales, pero no lo es menos que se devocionó a hacer músicas de gran calado dramático como Bad Day at Black Rock (55) The Four Horsemen of the Apocalypse (61) la mencionada Elmer Gantry, The Fortune Cookie (66) o Dead Ringer (64), hasta que recién comenzada la década de los setenta -cuando apenas contaba con cuarenta años de edad- decidió dejar el cine y no escribir más música original para el medio. Se entregó a la composición para concierto y a llevar a los escenarios lo mejor de los clásicos en su faceta bien como pianista o como director de orquesta... y nunca quiso hablar de su música para el cine.
En una entrevista concedida a The Guardian, en 2008, definió sus trabajos en el cine como Commercial cornball music ("música comercial cursi") con la que ganó dinero y que le dio seguridad laboral, pero que le hacía sentir atrapado. Con apenas 32 años dejó la Metro Goldwyn Mayer: At MGM you knew you were going to be working next year, you knew you were going to get paid. But I was too ambitious musically to settle for it. And I wanted to gamble with whatever talent I might have had ("En MGM sabías que ibas a estar trabajando el siguiente año, y que ibas a ser pagado por ello. Pero era demasiado ambicioso musicalmente para conformarme. Y quería jugármela con el talento que pudiera tener")
Abandonó el cine porque no se sentía cómodo en él y porque vio muy limitadas sus aspiraciones creativas. Tampoco hizo mucho por intentar compaginarlo, aunque hizo alguna incursión básicamente como adaptador. Sin embargo mostró y demostró respeto por aquellos colegas suyos que tuvieron más suerte y a los que admiraba mucho, tales como Jerry Goldsmith, Miklós Rózsa, Mancini, Williams, Herrmann y tantos más, de quienes dirigió su música en especiales televisivos y a alguno de los cuales entrevistó en esos especiales. Pero por alguna razón él no quiso que se le preguntara por la música que había compuesto para el cine. Probablemente sería por la herida de no haber logrado ser reconocido en el cine como un compositor con firma propia y no solo adaptador de otras firmas. Ciertamente sus años en el cine fueron muy galardonados pero poco afortunados, y fue fuera donde alcanzó su meta. Pero basta con repasar los contados títulos donde puso su firma personal para constatar que el fracaso en todo caso fue del cine por no haber sabido retenerlo muchos años más.