En 1984, en plena Guerra Fría, Wonder Woman se enfrenta a un empresario y a una villana que posee fuerza y agilidad sobrehumanas.
Un imponente arranque al que sigue una no menos poderosa secuencia de acción abren en la película lo que promete ser un gran festín pirotécnico musical de los que Hans Zimmer suele crear -como él mismo siempre ha defendido- para ofrecer una experiencia única a la audiencia. Es buen propósito que sin embargo no tarda en desaparecer, pero más por culpa de lo que es el filme en sí que no de las cuestiones musicales: la partitura es intensa, enérgica y efectivamente ambiciosa y su vuelo -incluso en sus limitaciones- es alto, pero el filme al que sirve apenas tiene secuencias de acción, resulta moroso y hasta aburrido y excesivamente largo, por lo que el gran problema de esta creación es ante todo y sobre todo el desequilibrio entre música y resto del filme.
El tema principal, para Wonder Woman, es reiterado en diversas partes del filme básicamente porque toca insertarlo, pero sin aportar nada especial y, aunque tiene algunos momentos de lucimiento -especialmente al final-, queda algo diluido entre muchas otras músicas puestas para dar ímpetu a lo que no lo tiene, sobrecargando y colapsando la película y difuminando al propio tema principal. Tampoco acaba por funcionar bien el tema central romántico (muy, muy ligerísimamente morriconiano, aunque es puro Zimmer) pues aunque tiene cierto desarrollo dramático acaba siendo impuesto más por su volumen alto que por lo que representa en su esencia, y además dada la absoluta simpleza de los personajes es una música que les viene grande, queda demasiado impostada, poco orgánica y natural. Tanto el tema principal para el personaje como el tema central de amor de ella y su amado son músicas que, aunque cuentan con interesantes aspectos oscuros, acaban por quedar excesivamente esquematizadas en el contexto de una pléyade de músicas básicas puestas para engrandecer lo que en ningún momento logra ser grande, e impuestas para hacer volar lo que no logra despegar: una película poco vistosa y sin magia que Zimmer intenta, sin conseguirlo, convertir en una experiencia única.