Un hombre es condenado a pasar reclusión en un lejano asteroide, vigilado por una androide de la que se enamora pero con la que no podrá regresar a la Tierra.
Para la recreación del ambiente galáctico y la profunda soledad en la que vive el protagonista, el compositor optó por escribir su música con pocos instrumentos, uno de los cuales fue un órgano eléctrico. Las melodías, primarias y asépticas, sólo encuentran cierto contraste con un naciente tema romántico, muy solapado con el arpa. Se incluye, junto con otras bandas sonoras, en el recopilatorio Bernard Herrmann. The Twilight Zone (99).