Cuarta entrega de la saga iniciada en Torrente, el brazo tonto de la ley (98). El policía José Luis Torrente, tras varios intentos fallidos de llevar una vida digna, decide aceptar un peligroso encargo que le llevará a prisión, de donde intentará escapar.
Banda sonora que resulta un mero divertimento para el compositor y para la película, pero impecablemente ejecutado. La música se limita a acompañar la acción y aderezar lo humorístico, con variedad de estilos y referencias. La presencia de música marcial es algo excesiva y seguramente innecesaria por lo poco sutil.