Basada en la historia real del comercial de videojuegos estadounidense Henk Rogers y su descubrimiento del Tetris en 1988. Él y el creador ruso forman una amistad mientras intentan evadir a la KGB.
El tono desenfadado, puntualmente también cómico, que se imprime a este filme se refleja en una música aplicada para dar mayor énfasis al imparable ritmo de la historia, dejando en segundo plano la parte más dramática y seria. Hay música original y canciones preexistentes que coexisten armoniosamente y que cumplen bien sus cometidos. La música de Lorne Balfe es sustancialmente ambiental y, naturalmente, es del tipo chiptune ochentero para recrear el contexto histórico y argumental, pero no va mucho más allá de aderezar las muchas escenas en las que se inserta y una vez presentada en la película mantiene un tono bastante similar a lo largo del metraje, sin elevarse. Por el contrario, las diversas canciones de la época que se versionan sí contribuyen a dar un impulso fresco y alegre al filme y a focalizarlo más como una película de aventuras que como thriller político que también es.