Reseña de Javier González:

Aunque en España no ha tenido el impacto que podría haber conseguido si formara parte del catálogo de Netflix o HBO, la serie creada por el desconocido Dan Erickson y dirigida por Ben Stiller (seis de los nueve capítulos llevan su firma) es, sin ninguna duda, una de las mejores del año. Severance presenta un inteligente e intrigante planteamiento de ciencia ficción: una misteriosa empresa donde algunos de sus trabajadores tienen implantados un chip que separa sus vivencias y recuerdos laborales de los personales, generando que haya dos seres humanos, el dentri y el fueri, dentro de un mismo cuerpo y mente. A partir de ahí, sorprende con una original combinación de thriller, comedia y drama, donde la música de Theodore Shapiro cumple de forma notable en todos los frentes.

Su primer acierto es el retentivo tema principal, que marca el tono de la serie y nos sumerge en su peculiar mundo desde los créditos iniciales. Presenta algunas variaciones a lo largo de los capítulos y está siempre asociado al misterio que rodea a los personajes. El compositor utiliza el piano como principal instrumento de la partitura, casi siempre de forma minimalista, para conseguir dos objetivos. Por un lado, generando una atmósfera de intriga e incertidumbre, apoyado en ocasiones por música electrónica (hay un breve motivo, casi un efecto de sonido, para sonorizar el cambio mental de los personajes entre su dentri y su fueri). Por otro lado, el piano sirve también al drama de los personajes, especialmente al protagonista, Mark Scout (Adam Scott), ahondando en su soledad y su fractura emocional.

Hay una serie de temas para la comedia que Shapiro, usando el género jazz exótico, aplica al aséptico, y por momentos infantil, entorno laboral de la empresa Lumon. Son una especie de músicas de ascensor que generan un divertido contraste con las músicas para el suspense. Cuenta también con algunos temas dinámicos para determinadas escenas de acción y tensión, aunque quizá sean lo menos interesante de toda la banda sonora.

Especialmente sugerente es un tema secundario que es presentado tanto de forma diegética como extradiegética. Es un himno dedicado al fallecido fundador de la empresa, Kier Eagan, pero a su vez es un tema vinculado con otro personaje, el de Harmony Cobel (Patricia Arquette), que incluso lo canta, casi lo reza, en una escena. Este tema apunta cierta información del pasado de Cobel y, aunque no tiene mucha presencia, me atrevería a afirmar que sufrirá un mayor desarrollo en la segunda temporada.

El trabajo de Shapiro brilla con especial fuerza en el capítulo final, una maravilla de tensión y suspense donde apenas hay un minuto sin música. El score funciona de forma inteligente como pegamento de todas las tramas que ocurren de forma paralela, siendo una parte fundamental de la narrativa y contribuyendo al estupendo clímax final, un cliffhanger que nos deja ansiosos de más Severance y más Shapiro.