Una banda de narcotraficantes sudamericanos secuestran a un ingeniero y la compañía contrata a un negociador, pero se desentiende del asunto cuando quiebran. La esposa del secuestrado intenta convencerle de que prosiga en la labor del rescate de su marido.
El compositor intenta aportar algo de originalidad, pero el resultado es muy convencional. La ubicación latinoamericana de la película, y el hecho de que sea de acción, son los ejes sobre los que gira su partitura. En el primer aspecto, aplica un grupo instrumental étnico (especialmente con percusiones y flautas de pan) para lograr el adecuado tono folklórico sin caer en lo tópico, pero cuando lo agrupa junto a los temas destinados a vitalizar la acción, se topa con los principales defectos de la banda sonora, incapaz de mantener un ritmo musical estable y con un escaso sentido estético.