Sueños, fantasías y misterio a partir de un aparatoso accidente de tráfico en el que dos hombres mueren y una mujer queda desmemoriada.
El compositor se sumerge de nuevo en las complejidades del director para crear una partitura surrealista y ecléctica, en la que combina el jazz cálido, la orquestación sofisticada, los experimentos electrónicos y un peculiar empleo de la guitarra. Su temario melódico es sencillo e intimista, evocando la época de los años cincuenta.