La turbulenta relación entre el joven psiquiatra Carl Jung, su mentor Sigmund Freud y Sabina Spielrein, a quien se añade un paciente libertino decidido a traspasar todos los límites.
La música que el compositor ha aplicado en su nuevo filme con el director es, probablemente, la de menor integración narrativa de cuantas películas han hecho juntos. Pero ha sido, obviamente, algo deliberado: esta es una partitura refinada, elegante, con un cuidado aire clásico, y su principal destino es, además de servir a los propósitos de la ambientación escénica, la de aportar un color dramático muy matizado, que arranca con cierta intensidad y que, paulatinamente se va calmando y apaciguando, quedando finalmente en un tono de moderada nostalgia. Todo ello, fluyendo de modo muy armonioso y sin sobresaltos.