Cuarto capítulo de la serie televisiva, en el que el protagonista acepta proteger a una pequeña comunidad rural.
Este es un paso adelante con respecto a los anteriores episodios. Se consolidan las líneas temáticas de la narración musical, que es sencilla y es eficiente: el tema principal (el del protagonista) le sigue acompañando y se inserta puntualmente una referencia al tema de la aventura. Pero en este episodio el protagonismo lo tiene un bello tema lírico y bucólico, que posiblemente solo sonará aquí, y que es para el lugar donde habita la comunidad rural a la que el protagonista presta su ayuda. Es una música que evoca paz y armonía, con protagonismo de la guitarra y que acoge e inclue al mandaloriano cuando este llega, silenciando su propio tema musical hasta que comienza a organizarse la resistencia y entonces su tema se impone para luego, resuelto el conflicto, permitir que la música del lugar vuelva a expandirse.