Las aventuras de una joven cuando viaja de Nueva York a Irlanda y entra en un mundo de magia celta.
Debut en el cine del compositor, con evidente influencia en la música de su padre, Patrick Doyle, pero en el que se aprecia un esfuerzo por encontrar una línea personal. Es sustancialmente una banda sonora lírica y enfática, aplicada para recrear la ambientación mágica y fantasiosa celta, con inserción de música folk y un tono evocador. Es contenida y fluye de modo creciente, hasta llegar a cotas muy emotivas. Le falta cierta solidez en su estructura y en el discurso, pero tiene a su favor el elegante refinamiento de sus melodías.