Reseña de Ignacio Marqués Cuadra:

Bellísima banda sonora sinfónica que se mueve por los terrenos de lo ambiental y lo dramático, en la que principalmente destaca la sutil contribución de la música al desarrollo de esa relación entre el niño y el animal, alcanzando momentos muy notables en varios de sus pasajes por el significado narrativo y emocional que dicha música lleva implícita. Se consigue mediante un tema principal que incialmente solo es presentado y apuntado pero que, conforme se va consolidando esa amistad entre ambos personajes por las aventuras que van viviendo juntos a lo largo del juego, éste se va desarrollando poco a poco, siempre de un modo contenido y elegante, sin llegar a eclosionar pero alcanzando varias cimas emocionales en determinados momentos del viaje que contribuyen a que el jugador preciba desde la música que se va produciendo un desarrollo y consolidación en dicha relación amistosa. El tema se termina desarrollando al final del juego de un modo expansivo y sumamente bello donde los coros infantiles resaltan elementos como la inocencia y la autenticidad de esa amistad creada entre el niño y Trico. Por otro lado, se aplican otras músicas ambientales del entorno, entre las que destacan las hostiles que traen consigo los enemigos y que funcionan como amenaza de esas músicas que vinculan al niño y a Trico, que se van volviendo cada vez más agresivas pero que, superados los desafíos, logran ser erradicadas por la fortaleza que va adquiriendo el tema principal a lo largo del juego, consiguiendo de este modo que la magia que la música aporta a la construcción de esa relación sea mucho más notoria. Una magnífica banda sonora, nada edulcorada (pese a que el juego podría haber dado pié a ello) que en ningún momento cuenta con músicas innecesarias o de relleno que no sirvan para ese planteamiento que el compositor desarrolla y que consigue ser una parte fundamental del vínculo creado entre ambos personajes. Musicalmente es sumamente bella.