Segunda entrega de las aventuras iniciadas en Raiders of the Lost Ark (81), en la que el explorador Indiana Jones se adentra en los misterios de un templo situado en el corazón de la más inhóspita India.
Para esta nueva película, el compositor retomó los esquemas avanzados en la primera parte (la fanfarria identificativa del héroe se repite a lo largo de la acción). Arranca con una adaptación algo grandiocuente del «Anything Goes» (de Cole Porter) y luego evoluciona a ritmo de las frenéticas melodías, en la que los distintos temas apoyan a los nuevos personajes, como el muchacho oriental (con música, casi paródicamente, de tonalidad oriental). Sustancialmente, además de reforzar el sentido de aventura, la música dota de cierto sentido de humor a la película. Incluye también un tenebroso cántico.