La historia de este entrañable robot siempre me ha conmovido. Es una película realmente preciosa, cargada de lealtad y sensibilidad. Muy bien rodada y mejor interpretada, es sin duda un viaje que merece la pena hacer. Además, nada aquí es gratuito ni falso, pues los pasos que va dando el robot obedecen a la lógica y no a convencionalismos baratos. Aquí se llora y se ríe, en un relato cargado de autenticidad.

James Horner se involucra en la historia al máximo y subraya las emociones con una música lírica y comprometida, además de mágica. Sus temas son de una hermosura arrolladora y la orquesta suena tan deliciosa que es imposible quedarse al margen. Te atrapa, te envuelve y ya no te suelta. Otros autores (mediocres) simplemente habrían parcheado la película con músicas sin fundamento. Horner, en cambio, acompaña los acontecimientos con verdadera precisión. A él no se le escapa nada, y lo arropa todo con una música profunda y brillante. Cada tema, su estructura, su desarrollo... todo en este score es fascinante. Una pieza divina que te abre el corazón.