Un hombre esclavizado arriesga su vida por escapar con la promesa de regresar a buscar a su familia.
El compositor firma una bienintencionada creación dramática que no acaba de encontrar su espacio en una película donde la música no parece haber sido considerada como elemento dinamizador ni explicativo. Los distintos temas musicales quedan solapados por diálogos y efectos sonoros, y no pueden asentarse debido a un ritmo de montaje que no da cabida para que la música tome las riendas dramáticas. Así, el conjunto de la banda sonora cumple con los mínimos en lo dramático, lo sentimental, la tensión, la evocación y finalmente en la liberación, con un tema principal hermoso pero diluido, que llega al final sin apenas fortaleza. En su conjunto es poco sólida y no eleva el filme.