Versión del clásico de Scott Fitzgerald sobre un misterioso aristócrata que adquiere una inmensa mansión para estar junto a la mujer a la que ama.
El compositor aplica una música romántica y ambiental que el el filme encuentra difícil acomodo entre las canciones. Se trata de una creación solvente, algo dispersa, con momentos meramente transitorios y otros de cuidada y refinada belleza e intensidad.