Serie televisiva sobre la odisea de una esclava en una plantación de algodón en Georgia que se lanza a una arriesgada huida hacia el Norte para conseguir la libertad.
Esta es una serie que es poco ortodoxa en su formato, que juega la baza de mezclar realismo con poética, con escenarios naturales y también oníricos, que expone luces y sombras de la condición humana con un amplio elenco de personajes y que es bella y también dura. En esta amalgama de emociones y experiencias vertiginosas, contradictorias y también algo delirantes, la música acaba por perderse y no encuentra su rumbo para seguir a la protagonista en su huida ni para poder guiar a la audiencia hacia algún lugar concreto. La música es muy dispersa, variada, inconexa y parece más planteada para resoluciones concretas que no para formar arco dramático alguno, que no formarlo podría ser una opción buena si no fuera porque aparenta querer formarlo. En concreto, y por ejemplo, con el empleo de un muy sencillo y bello tema que se aplica para evocar la figura de Caesar, el hombre de hermosos ojos que invita a la protagonista a emprender la huida, y al que ella recuerda con aflicción desde la música. Este tema podría ser uno de otros que entretejiese una red de músicas que diesen solidez dramática y narrativa a la serie, dado que además es con el que se cierra (y no representando a Caesr), pero eso no se produce y finalmente la música -siendo estimable- se queda siempre atrás en el viaje hacia adelante.