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ETERNIDAD Y UN DÍA, LA

INFORMACIÓN DISCOGRÁFICA
Compositor: Karaindrou, Eleni
Sello: ECM
Duración: 46 minutos
INFORMACIÓN DE LA PELÍCULA
Título original: Mia eoniotita ke mia mera
Director: Theo Angelopoulos
Nacionalidad: Grecia
Año: 1998
ARGUMENTO

Un escritor encuentra una carta que escribió su antigua mujer y a partir de su lectura rememora los mejores momentos que pasó con ella.

PUNTUACIÓN MUNDOBSO
10
PUNTUACIÓN USUARIOS
8.8
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Total de votos: 5
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COMENTARIO MUNDOBSO

La compositora recurre a la música étnica de Grecia, pero sólo de modo parcial, ya que elude lo folklórico extrayendo de esa música los elementos más líricos y les da una aplicación universal. Elabora para ello un apacible, delicado y nostálgico vals al que otorga la importancia de ser el motivo central más recurrido en su partitura, tanto como eje unificador como vehículo conductor de una banda sonora que pretende establecer un ambiente de contenida pero permanente emoción, donde los instrumentos autóctonos (como la mandolina) sirven de ubicación geográfica, pero en la que se da mayor preponderancia a la descripción del estado anímico del protagonista de la película, combinando con exquisita elegancia un temario melódico muy europeo.

Ágora: Las Mejores BSO

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Usuario: Ángel González
Fecha de publicación: 05.09.2023
Theo Angelopoulos y Eleni Karaindrou conforman uno de esos binomios donde la dirección y la música se complementan, entienden y retroalimentan en beneficio de un estilo propio e inconfundible. Angelopoulos fue un aclamado director con una enorme visión poética del cine como expresión, con opiniones (por lo general) muy polarizadas. Su apuesta por lo simbólico, lo existencialista, o un ritmo lento y sosegado no lo hace apto para todo tipo de públicos, y lo sitúa en el fino alambre de un cine que hay quien califica de "intelectual" (calificativo que creo no obedece a un género en sí mismo, sino a la necesidad de algunas personas de exhibir una supuesta superioridad). Pero para mi gusto Angelopoulos se eleva por encima de otras propuestas que creo que son simplemente pedantes o pretenciosas (y cito "Calvary", por un revisionado reciente, o mucho peor, la performance rompedora pero -a mi entender- sobrevaloradísima "Jeanne Dielman 23 Quai du Commerce 1080 Bruxelles", que se ha convertido en el máximo exponente de esto que expongo, tras ser nombrada la mejor película de la historia en la lista de Sight & Sound).

La eternidad y un día es una muestra maravillosa de enfoque (ej: el contraste de la plasmación plástica del pasado con sus recuerdos felices, y un presente donde las localizaciones, el escenario, el vestuario o la fotografía contrastan con aquel pasado). Y también de pericia técnica: ojo a los maravillosos y a veces imperceptibles travellings, generando la composición de algunas escenas soberbias.  

El filme desgrana la información con cautela, no de forma abierta, sino muchas veces insinuándola. SPOILERS. Así se narra la vida de un famoso poeta, Aleksandre (¡qué gran actor es Bruno Ganz!), que afronta el dilema de recluirse en un hospital ante una enfermedad que suponemos terminal, o vivir un último día intentando encontrar sentido a una existencia que percibe como incompleta o inacabada en sus logros vitales. Por azar descubre a un pequeño niño albanés exiliado, sin hogar, bajo el control de una mafia que lo venderá a Aleksandre, quien en realidad busca "comprar" su libertad. Finalmente separarán sus caminos cuando Aleksandre tome rumbo hacia sus últimas horas de vida, y el niño pueda tener una segunda oportunidad en la vida gracias a Aleksandre.

La película afronta temas tan amplios y profundos como el final de la vida, la felicidad o el propio valor del tiempo. Para ello el director contrapone tres momentos en el tiempo: su niñez en la casa de la playa, que ocupa los créditos iniciales y la escena inicial; su madurez (en concreto el día donde se presenta en sociedad a su hija) con su esposa Anna, en la misma casa; y su vejez, en la ciudad. Como ya dije, el pasado es presentado con una belleza tremenda, mientras que el presente es desangelado, sucio y banal.

La música de Karaindrou juega un papel esencial en el enfoque del filme. Contiene un tema principal bellísimo, sobre el cual pivota el guion musical. Pero el silencio juega también un papel esencial en aquel enfoque. En lugar de aderezar la película con música bella y melancólica, algo que se le da muy bien a Karaindrou, opta porque la música desentrañe de dónde procede el pesar existencial de Aleksandre: fundamentalmente del contraste de la felicidad con la ausencia de ella.

Habiendo algunas otras músicas, me centraré en el papel del tema principal.

La película comienza con la imagen de la casa junto al mar, con la voz en off de Aleksandre niño y un amigo suyo. Es el tema principal, que se asociará al recuerdo de ese instante feliz, y a la niñez. El tema principal también fluye discretamente en algunos de los recuerdos de la madurez, asociados nuevamente a la casa junto al mar.

Cuando Aleksandre escucha, de boca de su yerno, que han vendido la casa y que será derribada, el tema principal aparecerá herido, abatido, casi destruido y solo se recuperará casi al final. 

El tema principal surge en otros tres momentos esenciales para comprender a Aleksandre y su propia existencia.

1º) A las 8 minutos aproximadamente Aleksandre conecta un equipo de música y suena el tema principal de modo diegético. Según mi criterio esa música está en su cabeza. De hecho existe alguien que le responde con esa misma música cada vez que la pone: "Últimamente el único contacto que tengo con el mundo es el desconocido de enfrente". Él mismo dice que va a salir a buscarlo, pero nunca lo hace. Parece una escena claramente simbólica, de la necesidad que tiene de encontrar la forma de recuperar y hacer suyo aquel sentimiento de felicidad que intuimos que en algún momento tuvo y que ahora añora. También simboliza su necesidad de entender. ¿O simplemente pone un disco y se utiliza la música como recurso emotivo? No lo creo, especialmente por lo que sucede en el 2º momento.

2º) Cuando hace el viaje nocturno final en el autobús con el niño, Aleksandre parece por fin feliz. Su ayuda al pequeño sin hogar, y el aprecio/cariño mutuo que sienten,  le devuelven la sonrisa y también la plenitud del tema principal. De hecho, llega un momento en que al autobús se suben 3 músicos que, aparentemente de modo absurdo, se ponen a tocar con el autobús en marcha. Esa escena me dejó descolocado y hasta me pareció bochornosamente fuera de lugar. Pero la cámara enfoca a Aleksandre mientras los escucha y la música maravillosamente se transforma, en sus oídos, en el tema principal radiante como nunca. Entiendo entonces que nuevamente hay simbolismo, y la escena (al igual que la del minuto 8) renuncia a la credibilidad, para ponerse al servicio del monólogo interior de Aleksandre. La música de Karaindrou pone voz al hallazgo de Aleksandre: a algo que le da respuestas y sentido a su existencia.

3º) La última escena de las tres, es un recuerdo final con su amada Anna, en la misma casa de la playa. Baila con ella al son del tema principal, interpretado diegéticamente (en apariencia, claro, como en el caso de las otras 2 escenas). El tema principal será el vaso comunicante de todo aquello que le ha dado sentido a su existencia: su niñez, su vida con Anna, y la ayuda al niño albanés. Aleksandre no sabía interpretarlo, hasta su hallazgo en el autobús, y cuya conclusión en el baile con Anna permite hilar los conceptos que expone Angelopoulos: la felicidad, el tiempo o la vida. 

Y esto nos retrotrae a algo que se oye decir a Aleksandre niño y su amigo en los créditos iniciales: algo así como que el tiempo es un niño que juega al borde del mar, y la narración de Angelopoulos, con el excelente trabajo de Karaindrou, consiguen que una frase tan insondable parezca tener sentido.
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