Miniserie televisiva inspirada en el personaje de Bram Stoker, el conde Drácula, que viaja de Transilvania a Londres para saciar su sed de sangre.
Esta es la banda sonora esperable para una serie televisiva que pretende no ser esperable: música gótica para el entorno de terror y para dotar de produndiad y grandilocuencia al personaje del vampiro; música romántica para la amada Mina y temas ambientales para el horror, y todo ello liderado por una breve y contundente sintonía inicial que luego es derivada y transformada en tema principal. A pesar de su variedad y del intento por aportar algo original y poco ortodoxo acaba por ser una creación dispersa, algo monótona, que en lugar de elevar y trascender la serie va a la zaga de ella.