Tercera entrega de Daimajin (66). Una estatua gigante cobra vida para proteger a los habitantes de una pacífica isla de los ataques de tropas maléficas.
El compositor siguió en la línea intensa y de gravedad dramática, pero aquí incidió en una bella y emotiva parte lírica. Se incluye, junto con otros temas, en el recopilatorio Majin Box Set (91).