Un importante coleccionista de arte presta un Cellini falso, que él mismo ha esculpido, a un museo parisino. Antes de que se descubra el timo, su hija y un ladrón intentan robarlo para que su padre pueda pedir una millonaria indemnización.
Partitura en la que el compositor ayudó a dotar a esta comedia de sofisticación, mediante melodías humorísticas y cierta influencia del pop de los sesenta, con un tema de arranque muy animado.