Los compositores firman una anodina creación que es más de exhibición que de contenido. No va más allá de una sucesión de temas sin conexión ni estructura, ni por supuesto pretensiones narrativas, que se sustancia en músicas inspiradas en lo medieval pasadas por filtros modernos con orquesta, electrónica y efectos sonoros. Acaba por resultar, en la serie, más un lastre que un beneficio por su ausencia de contenido, es monótona y de escasa solvencia allá donde pretende servir a lo épico y a lo dramático, dos de sus puntos más débiles.