Cinco asesinos a sueldo se encuentran a bordo de un tren de alta velocidad y allí descubren que sus misiones no son ajenas entre sí.
Tan frenético como el tren bala es el trabajo del compositor, que juega a la confusión y el caos abriendo distintos frentes musicales que en modo de frenético cóctel molotov musical enfatiza lo delirante y surrealista de los distintos personajes y situaciones. No hay otras pretensiones que lo inmediato, que pegarse a la acción para dotarla de colorido, de humor, de sentido a ratos tarantiniano. Es una banda sonora que no puede ni debe sacarse del tren en el que viaja, pues es dentro de él donde adquiere todo su sentido.