Un Lord británico huye de su asfixiante vida y se instala en una reserva india, inventándose un pasado indígena y convirtiéndose en uno de los defensores de la conservación de la naturaleza.
Bella partitura empleada como factor de evocación en el que las melodías participan apaciguando, en parte, las ansias de aventura de su protagonista y dando un mayor cariz contemplativo a su estancia en las tierras indígenas. En su cuarta colaboración con Attenborough, el compositor británico fusiona un estilo musical europeo con la inserción de fragmentos e instrumentaciones étnicas, lo que da lugar a que el enfrentamiento entre las dos culturas en que se basa la película se refleje también en la banda sonora, que se homogeiniza con un ritmo tranquilo que fluye muy mansamente a lo largo de todo el metraje.