Durante una semana de la producción de la sitcom I Love Lucy la actriz Lucille Ball y su marido Desi Arnaz se enfrentan a una crisis que podría terminar con sus carreras y también con su matrimonio: ella es acusada de comunista y él le es infiel.
El compositor firma una discreta creación con músicas para el contexto ambiental en que se desarrolla la acción y temas para hacer diversos matices dramáticos en los personajes y sus vivencias, de modo más parcheado que unitario. No hay arco narrativo ni dramático sólido, y la música discurre por la película de modo discreta y en un plano secundario. Solo en la parte final intenta aportar una perspectiva más elevada e intensa en lo emocional, sin acabar de lograrlo.