Cortometraje. En un pequeño pueblo la gente canta, se enamora y baila. Pero del espacio llega una bestia dispuesta a absorber sus cerebros. Un científico en blanco y negro está convencido que puede acabar con el ataque.
Deliciosa partitura que rinde tributo -como el propio filme- a las creaciones de Michel Legrand en películas de Jacques Demy y a los clásicos de la serie B norteamericana, así como algunas referencias al Danny Elman de Tim Burton.
Tiene divertidos números musicales, con canciones en las que hay una controlada dosis de azúcar, deliberadamente cursis, que luego se contrastan con los temas musicales aplicados para la acción, donde sobresale el empleo del theremin y la intensa música sinfónica, esplendorosa. Estos temas son de apariencia seria y grave, pero funcionan por contraste. Un trabajo muy esforzado y sólido.