Un hechicero en el Manhattan de nuestros días intenta defender la ciudad de su enemigo, pero como no puede hacerlo solo recluta a un chico normal pero que oculta un gran potencial para convertirse en un gran mago.
En la línea característica del compositor, esta es una partitura excesiva y ampulosa, donde lo que se busca es el efectismo orquestal e instrumental y la generación de una sonoridad zimmeriana ya bastante recurrida y desfasada. Sus propósitos son esos y también los comerciales, con música industrial sin otra sutileza que la versión modernizada que hace el compositor de la música del clásico homónimo del impresionista Paul Dukas. Pero sin mucha magia.