Sucesión de piezas de Jazz muy elaboradas, nostálgicas y en ocasiones muy agradables. Desde el piano hasta una emocionante sección de viento, Paolo Fresu proporciona diferentes temas que narrativamente no tienen nada que explicar y que solo se dedican al mero acompañamiento de las escenas de la película.

Es una banda sonora efectiva cuyos puntos débiles se encuentran en la excesiva duración de la partitura y de la cantidad de música, a veces innecesaria en la película y también en lo repetitiva e insulsas que pueden parecer algunos temas.
No hay tampoco un eje narrativo claro ni un tema principal establecido: hay un tema que se repite en varias ocasiones (ninguna de ellas tienen algo en común excepto que quizá acompañan al protagonista) y que está versionada hasta 4 veces con diferentes instrumentos y estilos. Imagino que este debe ser el tema principal pero la verdad es que no se puede reconocer a primera vista durante el film.

Así pues, es música bella y elegante, elaborada y refinada con fines esteticos y como guión musical no funciona ni tampoco parece que ese sea el objetivo. Para escuchar durante una noche de verano está bien pero nada más.

5/10