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LA MÚSICA DESTRUIDA

30/10/2017 | Por: Conrado Xalabarder
TEORÍA

Cuando elaboré mi comentario acerca de la música de Hans Zimmer para Dunkirk (17) expliqué la impresión que me había causado en el filme:

Una idea subliminal de aniquiliación apocalíptica: "puede que la hubiera antes, pero ya no hay rastro de música en esta playa, la que hay está destruida" o, desde otra perspectiva, "en este escenario es imposible que tome forma algo tan humano como la música".

Muy pocas semanas después he vuelto a emplear el término refiriéndome a Blade Runner 2049:

El aura Vangelis aparece cuando sí se pretende aportar desde la música emociones concretas sobre los personajes, como mirada y vínculo nostálgico con el pasado, pero no en la forma de una música construida, nueva o genuina sino... destruida, añeja, como si fuese la misma pero treinta años más vieja, oxidada.

Por las razones que luego expondré no creo que destruida sea lo más exacto para definir lo que he querido expresar con respecto al sentido de la música en el filme de Villeneuve pero, ¿existe realmente la música destruida en el cine? Entendamos, para perfilar el concepto, música destruida como aquella que literalmente ha sido destruida. Esto es, que existía íntegra, edificada, sólida, y que se la somete a un proceso progresivo o inmediato de demolición, de aniquilación... de destrucción. Pero para ser entendida como tal, como destruida, el espectador debe haberla conocido previamente a ser asolada, para que le quede claro que ahora ya es un triste recuerdo de lo que fue. Es como si al espectador se le presenta un edificio perfectamente edificado, y finalmente se le muestra demolido, tiene que conocer la imagen previa para entender el alcance de la pérdida.

Veamos unos cuantos ejemplos, que extraigo de diferentes capítulos de Lecciones de Música de Cine, porque así es fácil poder mostrarlo (los enlaces son a los capítulos):

  1. En Atonement (07), el tema de Briony, que expresa su poder, pierde toda su fuerza (a partir 5:22) y queda reducido a ser una sombra de lo que fue.
  2. Mucho más claro se aprecia en The Elephant Man (80), donde el tema del hombre elefante, el que hace referencia a la bestia, es completamente destruido (6:05)
  3. En The Omen (76) es evidente que hay destrucción, en este caso del tema de la familia (6:10)
  4. En Taxi Driver (76) el tema de Hyde fagocita al de Jekyll y lo pulveriza (6:28)
  5. En Rosemary's Baby (68) la inocencia del tema de la maternidad (5:24) es pervertida por el Mal y consecuentemente destruida, si bien luego se reconstruye.

En todos estos ejemplos la transformación de los temas musicales no se limitan a ser una mera dramatización sino una evidente expresión de que aquello que representaban ha sido pulverizado, al modo del edificio perfectamente erigido y ahora reducido a escombros. Sirve y ayuda para hacer narración con la música sobre el desmoronamiento, el derribo, la desintegración... la destrucción de aquello que estaba siendo personificado con la música. No vale una mera dramatización, el tema musical ha de ser destruido, bien sea destrozando su armonía, quitando instrumentos, pervirtiendo su melodía o como sea, pero que al espectador, en el consciente o en el inconsciente, se le dé la imagen de edificio (que conocía) ahora demolido.

La música destruida es un modo útil de explicar de manera muy inmediata el punto final, más decadente o crepuscular al que puede llegar lo representado, casi como el estadio inmediatamente previo a la muerte (de la propia música). Por ello es fundamental, insisto, que el espectador conozca el tema en su esplendor. Ahora bien, ¿es necesario que sea así?.

En cualquiera de los ejemplos que he citado es estrictamente necesario que el tema que se ha de destruir sea conocido previamente a su aniquilación, o no tendría ningún significado ni dramático ni narrativo. Es algo bastante obvio. Pero, ¿y si la música está fuera de plano, ya ha sido destruida antes siquiera de comenzar el filme?. En Dunkirk es lo que sucede, pero no con un tema en particular sino con el conjunto de las músicas. Asumo que del mismo modo que los ejemplos referenciados son incontestables, aquí esto es muy interpretable, pero ¿y por qué no? ¿Acaso la música no puede ser en sí misma, y desde el principio, una referencia de algo que existió y de lo que ya solo quedan amasijos?

¿Tiene The Planet of the Apes (68) música destruida? ¿da al espectador una impresión de devastación, de que en ese lugar mucho tiempo atrás hubo un tipo de música ortodoxa de la que ya solo quedan restos? Viendo el filme por vez primera no parece que sea el caso, aunque en algunos momentos empieza a aparentar que sí es el caso y si se conoce el final puede defenderse que parte -no todo- de lo que ha estado sonando ha sido el caso... pero es, obviamente, interpretable. Revisando Blade Runner 2049 parece que la música, más que destruida, sigue viva pero en estado agónico, moribundo. Es una diferencia sutil pero importante, porque la mayor parte de las músicas son ambientales, de un presente muy decadente, y la que es conocida por los espectadores, el Tears in the Rain aparece muy afectada pero no destruida.

Como concepto, la música destruida ofrece al compositor la posibilidad de explicitar en el filme lo que puede que no esté (aún) explicado en el guion literario, esto es, el proceso de desmoronamiento y hundimiento de aquella música con la que construyó parte del relato o bien de dejar claro que ya no hay esperanza para la música en el lugar de la acción. Son posibilidades sumamente útiles.

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