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COMPOSITORES E INTÉRPRETES

09/04/2021 | Por: Conrado Xalabarder | 1 comentario
DEBATE

Siempre que he podido he preguntado a actores y actrices cómo se sienten cuando tras haber preparado a conciencia e interpretado su personaje ven luego que su creación ha sido completada con música, incluso con una que lo explica más diáfanamente. Me refiero, obviamente, a los supuestos en los que se hace uso de música de o para personaje. Probablemente no se les avisó de los giros y matices dramáticos que se aportarían desde la banda sonora, muy probablemente también trabajaron con la seguridad de que con lo suyo iba a ser suficiente. Pero no. La voz, mirada o emoción que aporta la música al personaje se la encuentra su intérprete cuando ve por vez primera la película. ¿No les resulta chocante? ¿Es intrusivo?

Los actores y actrices generalmente responden que lo asumen con naturalidad. Eso supone admitir que, a diferencia de lo que sucede en el teatro, no se bastan consigo mismos: la música interviene para acabar su trabajo. Sea con el Presidente Lincoln y sus tormentos internos, con la demencia mental de Joker o con incontables ejemplos más, los compositores forman parte de la construcción de los personajes, independientemente de si los intérpretes lo saben o no.

Debería ser usual trabajar con los intérpretes como hacía Sergio Leone, a los que hacía escuchar la música previamente escrita por Morricone para que la conocieran y la incorporaran a sus actuaciones, pues era parte fundamental del todo. Si la música aporta un matiz de tristeza, de desconcierto, de zozobra o incluso si niega lo que el personaje exteriormente está afirmando, ¿no la debería conocer antes quien interpreta a ese personaje? Yo me pregunto por qué el director, a la hora de preparar el personaje con el o la intérprete no convoca al compositor o compositora, si es que va a haber tema de o para personaje. El cine es una labor en equipo y quien construye personaje desde la música debería estar desde el primer momento para revisar el guion literario y poder crear el guion musical; para hablar con el director de fotografía y consensuar luminosidad y colores; para determinar espacios y amplitudes con los escenógrafos; tono y ritmos con los montadores; sinergias con los sonidistas... y personajes con los actores. Todo ello, naturalmente con la intervención del director o directora.

En una interesante entrevista en la revista digital Actúa concedida por los compositores Iván Palomares y Zeltia Montes se aborda esta cuestión. Palomares explica que él, que viene del mundo de la interpretación, al ver a un intérprete en acción puedo intuir si está trabajando algo sensorial, una historia paralela: el subtexto. Acercarme a cada personaje a veces me lleva a realizar el mismo proceso que cuando hacía teatro: lo analizo de manera orgánica, veo qué sensaciones me genera y hago un trabajo previo para implicarme en esa escena. Es como si fuera actor, pero expresándome a través de la música. Montes, por su parte, indica que entender el proceso de trabajo de los actores es fundamental. A veces la música me parece muy invasiva en relación a cómo un actor ha construido su personaje. La banda sonora debe respetar el trabajo de los actores, apoyarlo, nunca subrayarlo o ir a la contra. Hay que escuchar muchísimo al actor, sus pausas, intentar entrar en lo que está sintiendo... Ser buen músico implica que sepas escuchar todo lo que sucede en una película.

La afirmación la banda sonora debe respetar el trabajo de los actores, apoyarlo, nunca subrayarlo o ir a la contra es discutible: si hay música de personaje, claramente ha de subrayarlo e incluso puede ir a la contra. Seguramente Montes se ha explicado mal o ha sido malentendida por quien ha transcrito la entrevista, pero el subrayado forma parte esencial de la construcción del personaje desde la música, en todas sus acepciones: si un actor o actriz hace una declaración romántica su música, subrayando, puede establecer el tono dramático de ese sentimiento: feliz, moderadamente feliz, melancólico, inseguro... la música siempre impone el modo en cómo se percibe lo que es interpretado por el actor o actriz. Y por supuesto puede ir a la contra: allá donde un personaje aparente tranquilidad, la música puede negarle y enfatizar sus nervios interiores. Puede haber sido algo previsto en el guion literario o una idea tomada en posproducción y que no estaba prevista. Lo que no debe hacer la música, es claro, es ir a la contra del personaje de modo no intencionado, que es probablemente a lo que se refiere Zeltia Montes.

Por todo lo expuesto, me sorprende que no sean pocos los y las intérpretes que sean indiferentes al hecho musical o que directamente no les importe en la preparación de sus personajes. Asimismo, creo que sería una buena idea permitir la participación del compositor o compositora en el diálogo entre director e intérprete. Siempre y cuando, claro, su música vaya a formar parte de esa interpretación.

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Usuario: Francisco Javier Pérez-vico Quílez
Fecha de publicación: 23.05.2021
Hola Conrado, en lo referente si un compositor o compositora debe trabajar más en equipo y ser más activo en el proceso productivo, digo que estoy de acuerdo. Lo difícil es encontrar un director que tenga esa sensibilidad a la hora de entender la importancia del compositor. Aquí radica para mí el kit de la cuestión, sino se tiene en cuenta, y además se le ve como un complemento, al final realizará lo que buenamente pueda, con los medios y tiempos que le han dado, si además no ha podido obtener una visión específica de la obra, con más razón para no realizar una obra comprometida.

En resumen, no todos son Steven Spielberg, que aprecian y aman la música de cine y la incorporan desde el inicio en el proceso. Algún día esto cambiará y volveremos a disfrutar de aquellos artesanos que amaban el cine y lo vivían en intensidad desde principio a fin. Un saludo.
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